
La Literatura, además de arte, es pensamiento, cultura e historia.
Al contrario que otras artes o ciencias, es fiel testigo del mundo en el que nace, vive y muere, aunque para algunos perdura eternamente a lo largo de los años.
Y siempre es necesaria, más aún hoy que tenemos la suerte algunos de vivir en democracia. Pues sin literatura no hay libertad, y sin libertad imposible es la existencia de democracia. Sin embargo la literatura tiene la grandeza propia de las ideas y al igual que estas, incluso en épocas crueles de ausencia de libertad, ha existido, oculta, enterrada, subversiva, pero ha sobrevivido.
Pues la literatura alimenta el espíritu, da alas a la imaginación y nos muestra otras realidades distintas a la nuestra, tres aspectos fundamentales para ser críticos y autocríticos y asi desear la Utopia en nuestras vidas y nuestros mundos.

Dice la frase que la verdad nos hará libres. Acertado refrán y aplicable a la bendita literatura. Pues su ejercicio esta enlazado intrinsicamente al conocimiento y entendimiento tanto de nuestra historia como de nuestra cultura, y con ello, de nuestra propia existencia, pues ya lo resumió Ortega en su máxima "yo soy yo y mis circuntanscias", y esa circuntanscia es igual a historia y cultura, a entorno y educación, lo que nos rodea y lo que hemos mamado.Y aunque parciales, nuestra historia y nuestra cutlura son verdades, ya que como diría Ramón de Campoamor "todo depende del color del cristal con que se mire".

Por todo esto, la literatura no debe ser censurada ni descuartizada ya que de su avance depende el progreso de nuestras mentes, la educación de nuestros espíritus y la libertad de nuestro ser, y agraviarla a ella es dañarnos irremediablemente a nosotros mismos.
 
 



 Pippi es un personaje imaginario e imaginativo, creado y creativo. Despierta incluso en el adulto más maduro al niño que probablemente todos tengamos en nuestro interior (y más nos valdría guardarlo como oro en paño pues junto a ese niño esta acostada nuestra inocencia). Rebelde y extravangante, su hajada vestimenta, su espectacular sencillez, su sonrisa permanente, su noble valentía, su empática inocencia (no siempre la inocencia produce ingenuidad, a veces da sabiduria y comprensión) me recuerdan enormemente a Momo, mi Momo, esa niña que da lecciones de vida, que enseña a no perder el tiempo que esta vida nos ha concedido.
Pippi es un personaje imaginario e imaginativo, creado y creativo. Despierta incluso en el adulto más maduro al niño que probablemente todos tengamos en nuestro interior (y más nos valdría guardarlo como oro en paño pues junto a ese niño esta acostada nuestra inocencia). Rebelde y extravangante, su hajada vestimenta, su espectacular sencillez, su sonrisa permanente, su noble valentía, su empática inocencia (no siempre la inocencia produce ingenuidad, a veces da sabiduria y comprensión) me recuerdan enormemente a Momo, mi Momo, esa niña que da lecciones de vida, que enseña a no perder el tiempo que esta vida nos ha concedido.