El
vídeo “Twitter, más que la CNN” de Antoni Gutierrez Rubí,
lleva implícito en su título una comparación. Una balanza
inclinada a favor del primer término. Comparar una red social y un
medio de comunicación no es, desde la humilde opinión de un
servidor, lo más apropiado, dado que supone comparar elementos que
se encuentran en esferas distintas.
Pero
antes de entrar a valorar en profundidad lo expuesto por Gutierrez
Rubí, explicaremos quién es. Antoni Gutierrez Rubí es un asesor en
comunicación que a través de la empresa Ideograma asesora a
administraciones, empresas y ONG´s a gestionar su imagen
corporativa. Ganador del Premio Victory Award al Blog Político del
Año, ha sido ponente en diversos másteres y cursos impartidos
relacionadas con la comunicación política e institucional en
universidades españolas como la Rey Juan Carlos, la Complutense de
Madrid, la Autónoma de Barcelona, la de Navarra o la
Pompeu
Fabra entre otras. Escribe en diversos medios: El País, El Periódico
de Catalunya, Expansión o Cinco Días y ha publicado diversas obras:
Políticas. Mujeres
protagonistas de un poder diferenciado, Micropolítica,
Filopolítica o
La política
vigilada son solo algunos ejemplos. La problemática de
género, la democracia y la revolución tecnológica son temas
recurrentes en sus ponencias y artículos.
En
su reflexión colgada en Youtube, Rubí expone que gracias a las
redes sociales, especialmente Twitter, “los medios han perdido el
privilegio, la exclusividad del acceso a la información”. De esta
manera, se entiende que la ciudadanía es más libre y crítica pues
ya no recibe la información de forma unidireccional, sino que la
selecciona e incluso la construye, participa activamente en el
circuito, deja de ser un sujeto pasivo. Según el comunicador
catalán, Twitter articula el nuevo ecosistema social, permitiendo
emjambrar gran cantidad de contenidos a través de breves y sencillos
pero contundentes tweets.
Los
planteamientos de Rubí tienen un problema de fondo y es la omisión
del doble debilitamiento de los medios de comunicaciones. Por un
lado, el de que se crea que cualquier persona pueda actuar como
periodista degrada el concepto de medio de comunicación, puesto que
un periodista no solo difunde el hecho sino que lo investiga, lo
constrasta, lo contextualiza, para crear la noticia. Esta función no
puede, por falta de recursos, tiempo y formación, ser realizada por
cualquier ciudadano. Por otro lado, este debilitamiento formal
proporciona una justificación para mantener y ahondar en la
degradación práctica. El surgimiento de las nuevas tecnologías ha
puesto al alcance de muchos el trabajo del periodista y el nacimiento
de las redes sociales permite a medios grandes y pequeños moverse
con mayor grado de igualdad. Lo primero nos conduce a la
desprofesionalización del periodismo, al instrusismo, a la
precariedad laboral. Lo segundo, si bien proporciona igualdad y
pluralidad, implica también la atomización de los medios, que dejan
de ser plataformas poderosas e independientes para convertirse en
entidades minúscula con escasos recursos y un profundo peligro tras
ellas a ser intervenidas por un poder político. Gutierrez Rubí
afirma que la red social pone al alcance el sueño de que David venza
a Goliat, sin embargo, la erosión sufrida por los grandes partidos
es mucho menor y está más vinculada a la crisis, que la que sufren
los grandes medios.
Esto
nos deja muy indefensos ante los poderes fácticos. Sin medios
potentes que investiguen y analicen, el grado de información que
recibimos es muy alto, pero la profundización, la interconexión
entre sucesos, se pierde casi por completo. Por último, en la
comparación entre red social y medio de comunicación podemos
apreciar un error clave. Las RRSS son instrumentos para la
comunicación mientras los mass media son medios para la información.
Información y Comunicación, conceptualmente, se parecen pero no son
iguales. Sin los medios, la red social estaría vacía de contenido y
sin las redes, la prensa tendría un sistema de difusión menos a su
alcance.
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