Trinity Blood, un Anime Apocalíptico.

Aviso: Este artículo es un poco destripador aunque no demasiado, queda dicho, y el que avisa no es traidor.

Hoy, despúes de pasar todas las Navidades enganchado a ella, al fin he visto el último capítulo de la serie anime "Trinity Blood". Veinticuatro capítulos en los que estas la mayoría del tiempo sin respirar, pues Gonzo, su creador, tiene una especial capacidad para finalizar los capítulos en el peor de los momentos, en pleno climax.

"Trinity Blood" nos relata una historia de Humanos y Vampiros, pero a lo grande. En un mundo postapocalíptico y posguerra, dos naciones danzan con cuidado para no romper un delicadísimo equilibrio que provocaría una nueva guerra étnica entre ellas. Por un lado, el Vaticano, garante de la seguridad de los Humanos o Terranos, con capital en Roma. Y por otro, el Nuevo Imperio, hogar de los Matusalenes o Vampiros, con sede en Bizancio (la actual Estambul).

La trama se desarrolla entorno a un cura del Vaticano, Abel Nightroad, agente especial de la Agencia de Asuntos Exteriores del Vaticano. Pero bajo la apariencia de sacerdote inocentón y despistado (y sin blanca) se esconde un Kresnik, un ser centenario de increibles poderes y bebedor de sangre vampírica..., aunque sus impulsos estan controlados por nanomáquinas (ya os esperábais una matanza eh¡, pues las hay).

La misión de esta Agencia Especial es combatir a la Orden terrorista Rozen Creuz, cuyo fin es provocar una nueva guerra entre Humanos y Matusalenes y dominar el mundo de entre las cenizas que queden tras ese conflicto. Esto va contra la voluntad tanto del Vaticano como del Imperio, que desean la paz. De ahí que en ocasiones en la serie a estos terroristas se les llame el enemigo del mundo o Contra Mundi.

AX, que es como se llama la Agencia de la que os hablo, esta formada por otros curas y monjas, a cada cual más peculiar, aunque la más importante es Esther Blanchett, que en los capítulos finales demostrará tener un linaje secreto mucho más elevado que el de una simple monja..., y que guarda una estrecha relación con nuestro protagonista, Abel. Vengativa al principio, más adelante se convertirá en una firme defensora de la coexistencia pacífica entre Vampiros y Humanos, y a pesar de su apariencia frágil e insegura, demostrará un manejo de las armas espectacular y una capacidad de reacción nada despreciable, y todo eso... ¡con tacones!
La jefa de AX es, nada más y nada menos que una Cardenal, sí, una mujer cardenal (cualquier ve eso ahora ¿verdad?), Catherina Sforza. Es uno de los pilares del Vaticano, mano izquierda del Papa, que es además su hermano y aunque parezca estricta y muy seria, que lo es, guarda una relación de amistad con sus subordinados, por los que se preocupa constantemente.

Por su parte el Papa, Alesandro XVIII, ni pincha ni corta en el poderoso Vaticano. Joven y manipulable, el pobre chico se ve envuelto en multitud de lios y problemas que ni si quiera comprende por su condición de Sumo Pontífice, especialmente por culpa de su otro hermano y mano derecha, el Cardenal Francesco Medici, que además de comandar a la Inquisión, representa a la facción más reaccionaria y medieval del Vaticano, nada dispuesta a negociar con los Vampiros. Aunque también el Papa nos dará una sorpresa al final, posicionándose definitivamente a favor de la paz y de su hermana Catherina.

Personajes hay muchos más, y cada capítulo supone un nuevo reto casi quijotesco contra las poderosas fuerzas del fundamentalismo de la Orden terrorista, pero mi sinopsis destripadora termina aquí. Si queréis saber más, ved la serie. Merecer merece la pena y mucho, y además no es especialmente larga, tan solo 24 capítulos de unos 20 minutos cada uno. Quizás los primeros capítulos os resulten un poco más rollo pues no estan enlazados entre sí y son solo aventuras iniciales que nos van caldeando para una mayor acción y desarrollo argumental posteriores. Los capitulos por lo general, excepto aquellos que esten enlazados, tienen un esquema muy prefijado: se descubre un nuevo problema, Abel acompañado de alguien acude al lugar, y tras varios momentos de tensión (y desesperación a este lado de la pantalla), Abel se metamorfea en Kresnik y salva la situación. Las grandes dosis de intriga política mezclada con las incesantes luchas y combates hacen que en ocasiones tengamos que pillar la historia por cortas conversaciones, aunque no por ello esperéis una típica serie sin sentido de tiros y sangre. La historia es completa y transmite mensajes profundos aplicables a nuestra realidad actual, e incluso puede plantearos un debate ideológico interno, en la línea de Death Note.

En "Trinity Blood" vemos como el refrán: "las apariencias engañan" se cumple más que nunca. Además, se nos presenta una visión del Bien y del Mal distinta, heterodoxa. Mientras que Abel en su forma metamorfoseada aparenta ser todo un demonio, su hermano malvado Caín (fijáos en el simil bíblico), que tan solo aparece al final, tiene un aspecto totalmente angelical. También la máxima de: "divide y vencerás" podría ser una enseñanza en "Trinity Blood". Es esto al fin y al cabo lo que busca la Orden terrorista, crear una brecha entre Humanos y Vampiros para enfrentarlos en su propio beneficio, dinamitando toda posibilidad de amistad entre ambas razas hermanas. Si lo lográn o no, eso ya os lo dejo en la incógnita para animaros a verla. La empatía, la capacidad de comprender al prójimo (independientemente de su raza), es vital en toda la serie para resolver los distintos casos. Y para lograr dicha cooperación, los personajes se ven obligados a superar sus prejuicios iniciales para poder aliarse con el que ven como su más férreo enemigo cuando en realidad no lo es. La convivencia en las misiones que experimentan logra finalmente destruir los prejuicios y crear la empatía que hará milagros y salvará vidas. Es por esto que a pesar de su brevedad, los personajes de "Trinity Blood" tienen una cierta evolución psicológica, igual que si de una novela estuviésemos hablando. Así, la mayoria pasan de posiciones rencorosas y radicales a otras mucho más empáticas y moderadas. 
Esta reflexión me hace plantearos una pregunta con la cual finiquitar este artículo. ¿Tanto nos cuesta ser empáticos y ponernos en el pellejo del prójimo? Y contextualizando un poco más ¿cómo es posible que entre nosotros, el Pueblo, que tenemos más en común, tendamos a enfrentarnos, siendo incapaces de unir fuerzas contra un enemigo común como es la Crisis y aquellos que la provocaron y no la pagan ahora? Si os interesa, contestadme en los comentarios.
Un abrazo a todos y gracias por leerme.

1 comentario:

  1. Siempre ha sido más fácil, cómodo y factible hallar las diferencias que nos separan que tratar los elementos que nos unen. Triste es la realidad cuando toca en estos tiempos tan oscuros trazar lazos de fraternidad. Y temo que en estos momentos lo que es empatía está difícil: los más jóvenes tienen complicación en cuanto al tema de los sentimientos se refiere, casi fríos, causado por las nuevas tecnologías.
    Sin embargo, también abogo por la postura en la que tarde o temprano la humanidad abrirá los ojos y actuará como deba ante esa nueva sensibilidad que está surgiendo. No olvidemos que, para bien o para mal, aun estamos en los principios del siglo XXI y no a mediados que es, normalmente, cuando ya se establece el nuevo "cánon" y debemos entender que todo está ocurriendo a una velocidad nunca antes vista; hemos de actuar, y seguro que lo haremos por la capacidad de adaptación, conforme a la situación que vivimos.

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